lunes, 7 de abril de 2008
El límite del agua
¿Hasta qué punto se pueden llegar a aparcar nuestros principios cuando hay una situación de emergencia? ¿Cuáles son los límites?
Ante el problema de la sequía en España , el gobierno apuesta por desalinizadoras, restricciones de agua y medidas alternativas como la compra de derechos de agua a los agricultores. Sin embargo, la Generalitat de Catalunya plantea el problema de forma chapucera ideando un debate sobre un hipotético trasvase del Segre. No quieren que se le llame trasvase, sería sólo una tubería que se desmontaría cuando entrase en funcionamiento la desaladora de El Prat en 2009, pero aún así, el lanzamiento de su canalización se iba a realizar sin que el Gobierno central lo hubiera autorizado, para así, el día que lo hiciera, estar ya en disposición de bombear. ¿Incomprensible? La verdad es que los últimos pasos dados por el conseller Baltasar han enredado tanto el ovillo que ninguna hipótesis se descarta.
Desde luego, no es la primera vez que se hacen propuestas parecidas, ni tampoco será, desdichadamente, la última. Lo cierto es que, sin que se haya llegado a concretar aún en un proyecto técnico definitivo, en los últimos tiempos, se han venido estudiando diversas soluciones para tratar de resolver el abastecimiento de agua a Barcelona y su área metropolitana. Pero se vuelve a repetir la misma situación que ocurría con la derogación del trasvase del Ebro, proyectado en tiempos de José Mª Aznar. La anulación del trasvase del Ebro interceptó poderosos intereses económicos (era una obra faraónica), desbarató muchas expectativas de enriquecimiento y excitó intensos prejuicios ya existentes en Valencia y Murcia. Fue una decisión de gran trascendencia, política y económica. Y las grandes decisiones siempre dejan huella.
Se trata de un campo de minas abonado a la demagogia, que lleva al enfrentamiento entre comunidades cuando la situación empieza a categorizarse de dramática en cuanto a la falta de abastecimiento de agua en Barcelona. ¿No es momento de reflexionar si es ésta una de esas situaciones en las que seguir a nuestros principios? y si le pedimos a los agricultores o a los valencianos un sacrificio ante las restricciones, ¿no deberían los catalanes dar ejemplo?
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